lunes, 12 de agosto de 2013

Llorar

¿Nunca habéis tenido los ojos tan rojos y cansados de llorar que ya ni salen lágrimas?
Se te hinchan las bolsas y te escuecen. Llega un punto en el que ya no recuerdas ni por qué
llorabas. Tus párpados están tan agotados de no haber dormido que no resisten su peso y
se desploman. Realmente no duermes, no descansas, sólo tratas de no pensar para no llorar.
Tus pulmones ya no tienen aire, y tu respiración se debilita a cada momento que continúas
entristecido.
Sólo quién ha llorado así, durante horas, días, semanas, sabrá de lo que hablo. De esa
horrible sensación desgarradora del corazón. No bromeo. De verdad notas cómo algo en
el pecho te oprime y te causa una enorme dolencia. Paradójicamente es un dolor que te hace
saber que estás vivo, que eres humano y sufres. Quizás sea una de las peores experiencias
que existan, pero cuando te recuperas, renaces aún más fortalecido y seguro de ti mismo.

miércoles, 12 de junio de 2013

Historias que empiezan como cuentos de hadas

Las historias de princesas y príncipes azules comienzan con personas normales, 
como tú y como yo. Son ese tipo de parejas que intuimos perfectas y consideramos 
que han nacido el uno para el otro. Son relaciones que a primera vista se muestran
detallistas, románticas, comprensivas, únicas.
Pero nunca hay que olvidar que no es oro todo lo que reluce, y en muchos casos,
esto es lo que ocurre con los romances idílicos de cuento de hadas.
El grave error reside en la mala costumbre de las personas de dar por hecho las
actitudes y la forma de ser de los demás, basándose en un mero y, generalmente,
aislado detalle. De un bonito gesto, se elucubran miles de sueños y deseos acerca de
cómo es esa persona, lo que conduce a que en un determinado punto del camino,
haya algo que no funcione. La decepción es consecuencia del descubrimiento de 
que las personas que creíamos de un modo determinado, resultan no ser cómo
esperábamos. No son mejores, ni peores, simplemente son diferentes.
Ser consciente del fallo cometido al imaginar cómo seria esa persona y luego ver
que estábamos equivocados, no necesariamente implica el fin de una relación. Pero
sí un cambio de perspectiva y un mayor trabajo de tolerancia.
Cada momento y cada experiencia vivida está repleta de enseñanzas que no hay que 
dejar escapar.
Todo ocurre por alguna razón...